Cuando le platicaron al cinerrealizador Javier Corcuera que el público peruano aplaudía su película Sigo siendo, durante la corrida comercial de su documental, quiso comprobarlo y asistió de incógnito a varias funciones: Lo más importante que ha logrado la película es su conexión con el público. La gente llenó las salas comerciales y aplaudía. No creo que exista mejor premio para un director que llegar clandestinamente a una sala comercial y darse cuenta de que es verdad que aplauden. Sabes que el día del estreno van a aplaudir, lo complicado es que lo hagan en cualquier función comercial.
El trabajo del cineasta peruano forma parte del Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México (DocsDF), y hoy se puede disfrutar su última proyección a las 16:30 horas en el Cine Lido, del Centro Cultural Bella Época, con la presencia de Corcuera, para entablar una charla presentarla y conversar con el público al término de la función. La entrada es libre.
A pesar de que Sigo siendo retrata a un grupo de músicos populares, el filme, precisa Corcuera: No es estrictamente musical. Es un viaje por la identidad del Perú mediante la música popular.
El título de la cinta de Corcuera, Sigo siendo, proviene de la palabra quechua kachkaniraqmi, que se refiere a esta condición. El cineasta define: “Sigo siendo es una película con muchas capas. Habla de identidad, de retorno, de un viaje a la semilla, de seguir siendo quien eres. También habla de un país oculto, de los mundos que existen en Perú. Habla de la defensa de la vida, por eso el agua está presente y recorre toda la película; la defensa del agua es una de las acciones que desatan los grandes problemas sociales en el Perú”.
Al seguir con su explicación, Corcuera agregó: “Mi intención era contar el Perú, y la mejor manera que se me ocurrió era cantarlo. Porque los países somos lo que cantamos... Están ahí todas las sangres que existen en el Perú, sólo que en la ciudad de Lima es donde más quechua se habla, pero están todas esas naciones que componen el país. Los músicos que aparecen en el documental parten de Lima, pero vuelven a los lugares donde nacieron, por eso es un viaje de retorno; vuelven al Perú profundo, a las casas de su infancia, donde aprendieron las primeras melodías, donde se hicieron músicos.
Es un viaje a la inversa de la inmigración, vuelven a la semilla, y en este retorno uno se da cuenta de que nunca se desprendieron de su identidad. Siguen cantando en quechua, conservan intacta la manera de tocar la guitarra, el violín, el arpa, el cajón y de contar sus historias.
Para la elección de los músicos que aparecen en Sigo siendo, Corcuera hizo un trabajo de investigación, donde influyeron diferentes factores: Me asesoré con gente que conocía desde pequeño y con los que descubrí en el camino. La hice como cualquier película: fui escogiendo a los personajes que podían conectar.
El director de Invierno en Bagdad considera que el éxito de su película se debe a que había la necesidad de que la gente se viera en esta historia. El público aplaudía a estos músicos que seguían siendo; veían en la pantalla un país negado, un país oculto que se hacía visible.
Nota publicada hoy 8 de noviembre en el diario mexicano La Jornada