A continuación transcribimos la entrevista que Miguel Sánchez, de .edu, realizara al director de cine Javier Corcuera en su edición de esta semana: 

Sigo siendo se estrenó en el contexto del éxito de taquilla  de ¡Asu Mare!. ¿Crees que eso  colaboró para que vaya más  público?

Eso siempre es un azar. Uno hace una película y nunca sabe qué va a pasar. Lo que sí hemos demostrado es que otro tipo de cine –no comercial– puede llevar gente a las salas. Entonces, la próxima vez que exista un largometraje documental, de otro autor, nadie le podrá decir que los documentales no se ven en el cine.

¿Te sorprendió que vayan a verla casi 40 mil personas y que se estrenara en el circuito comercial?

Me siento muy bien pero no porque fuera gente a ver mi película. El mejor premio es que la gente haya conectado con la película, y además que este público sea de todos los sectores y de distintas generaciones. Es también interesante, ahora que me muevo con la película fuera del país, como aparece la migración en las salas de proyección extranjeras. Los peruanos afuera ven el documental con otra distancia, con la carga de la nostalgia. Creo que es una película que logra tocar fibra. 

¿Crees que las películas comerciales peruanas pueden funcio-nan como disparadores de otro tipo de cine?

Que la gente vaya a ver películas peruanas, sean del género que sean, siempre será bueno. Pero creo que hay que tener cuidado porque se puede caer en el error de pensar que solamente se tiene que hacer ese cine.

¿Hace falta una nueva Ley de cine en el Perú? 

Tiene que haber una ley que regule a los exhibidores y distribuidores. Que se haya estrenado Sigo siendo es un milagro, un accidente, no es una constante. Si hubiéramos tenido una ley, quizá, hubiéramos podido estrenarla en más cines y con eso tener más espectadores. 

El contraargumento es que las películas ¡Asu Mare!  o A los 40 han demostrado que el cine peruano también puede ser taquillero sin necesidad de una ley.

No está mal que se haga ese cine, lo malo es que solo se haga ese tipo de cine, que se convierta en una fórmula y que los productores exijan solo ese ti-po de películas a los directores. La ley tiene que promover que haya todo tipo de cine: comedia, terror, de autor; además de tener presencia en los festivales internacionales. No está mal que existan películas masivas, para el gran público, en el mercado comercial.

Sobre Sigo siendo, ¿crees que a partir de la música o del cine se puede articular un discurso de lo peruano?

La música puede dibujar nuestra identidad y también lo que sentimos los distintos habitantes de esto que llamamos Perú. En la música está el sentimiento del país no solo desde el mestizaje sino desde la manera de sentir y entender lo que somos. Pienso que el Perú no existe como una unidad, es una nación de naciones no conservadoras que están en múltiple contacto, es una comunidad muy grande.

¿La música es una excusa para acercarte más al Perú?

Sigo siendo no solo es una película sobre música popular, es también una cinta sobre la historia de nuestro país, nuestro presente, pasado, sobre lo que somos, así como sobre la consecuencia de lo vivido y de la memoria. Los personajes viajan a la semilla, donde crecieron, donde se hicieron músicos. Es un viaje de retorno no solo para los personajes sino también para mí.

Has rodado en Irak, Estados Unidos, Colombia. ¿Hay algo especial en filmar en tu país?

He hecho el viaje al revés. Me fui a España a estudiar cine y he hecho una carrera cinematográfica en la que, paradójicamente, pocas veces he rodado en España. Tampoco he rodado mucho en el Perú, salvo en La espalda del mundo, donde uno de los capítulos se desarrolla acá. A partir de Sigo siendo me parece más importante ahora contar historias desde el Perú. Incluso viviendo fuera me interesa rodar y contar historias desde aquí.

Fuente: .edu