Las críticas a Sigo Siendo (kachkaniraqmi) continúan en su tercera semana en cartelera. Esta vez, el columnista de El Comercio Carlo Trivelli dedica su espacio en la sección Luces del mendionado diario a la cinta y los protagonistas ineludibles de esta: sus músicos.

Aquí el texto al completo :

Sobre "Sigo Siendo" ya se ha escrito y dicho mucho. No voy a repetir lo emocionante que resulta verla, lo bien hecha que esta ni la justicia que le hace a los maestros de la música peruana que la protagonizan. Más allá de todo lo anterior que es ciertamente digno de comentario, quiero rescatar dos cosas.

La primera viene encerrada en el título de la película ese kachkaniraqmi (el saludo en quechua Chanca, que se puede traducir por 'Sigo Siendo' o por 'aún estoy'), no solo tiene una profundidad existencial abrumadora si no que es un emblema de la resistencia. Resistencia ante el olvido a que están sometidos estos músicos y las tradiciones que representan.

En una entrevista para 'Peru21', Gonzalo Pajares le recordaba a Javier Corcuera, director del filme, la frase de Vargas Llosa acerca de lo fútil de buscar una identidad peruana cuando en el país las tenemos todas. Corcuera le responde: "Una cosa es tener todas las identidades y otra respetarlas, y eso no pasa en el Perú (...) 'Sigo Siendo' es una forma de poner en pantalla a un país oculto".

Y esa es una de las cosas que me parece mas valiosas en el documental: su voluntad de mostrar lo olvidado, su discurso apegado a quienes eran y siguen siendo. Lejos del arte entendido como camino al éxito y mas allá de la retórica de la marca país y la publicidad.

Lo segundo es aquello en lo que deberíamos reparar al ver la cinta: la deuda enorme que tenemos con estos héroes culturales. Y no es una cuestión de lo que las autoridades deben hacer (no hablo de medallas ni de pensiones de gracia), si no de lo que como han hecho Corcuera y su equipo, deberíamos hacer todos: reconocerlos de verdad.

Porque el Perú sería un lugar mucho mejor si personas como estos músicos estuvieran donde deben estar en el imaginario nacional, en vez de tanta estrella vana de la farándula o dudosa figura política.

Hacia el final de Sigo Siendo vemos al violinista Andres 'Chimango' Lares sacar su carretilla de helados para ir a recorrer las playas y ganarse la vida, una que la música y su maestría -o acaso nuestra indiferencia- no pueden granjearle. Y lo hace con tal dignidad que casi nos hace olvidar la enorme injusticia que ello entraña. Injusticia en la que todos somos partícipes y frente a la cual deberíamos empezar a hacer algo. Ahora.

Sigo Siendo continúa en los cines. Mira aquí el trailer oficial:

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